En 1858, Jean-Baptiste Bichelberger eligió la pequeña ciudad de Etival-Clairefontaine para instalar su fábrica de papel. Aprovechando los trapos suministrados por la industria textil local, Clairefontaine creció hasta convertirse en una de las fábricas más importantes del sector.
Clairefontaine comenzó a fabricar sus famosos productos de papelería en 1890. Actualmente, Clairefontaine es el único fabricante europeo que fabrica su propio papel para sus productos. Esto garantiza no sólo una calidad constante del producto, sino que también controla el impacto medioambiental del proceso de fabricación. En la actualidad, Clairefontaine está dirigida por miembros de la sexta generación de la familia.